Historia # 2, MI CASA AL ESTILO ZEN


Hoy vuelvo a casa después de tantos años y puedo recordar claramente el ¿Por qué? no había vuelto hasta ahora.
Hace muchisimo tiempo atrás, antes de conocer a mi esposo, este había vivido por más de siete años en una hermosa Ciudad en el Norte de mi País; allí había desarrollado su carrera política, donde logro ser un Gobernador respetable y además muy querido por todos los ciudadanos. Lo cierto es que luego de ese tiempo él se mudo a mi ciudad, donde nos conocimos, nos enamoramos y nos casamos.
Durante  su estadía en aquella hermosa Ciudad Alberto compro una Casa maravillosa, esta era el sueño de cualquier mujer, decorada al estilo Zen y con muy buen gusto por cierto, donde todos los elementos inspiraban Armonía, Equilibrio y Pureza, ¿no es Sensacional todo esto?
Esta era mi primera semana en la casa, pues solo estábamos de visita por tres semanas; durante este tiempo tuve la oportunidad de conocer gente fabulosa y muy interesante, la verdad es que me sentía muy a gusto rodeada de tanta belleza.
Hoy iba a ser una noche fabulosa, Alberto y yo hicimos un poco de ejercicio durante la tarde y en la noche quedamos con unos amigos para ir a Cenar.
Alberto aun no estaba listo y me dijo que me adelantara y que luego me encontraría en el restaurante, pues yo le hice caso y me fui, lo cierto es cuando iba saliendo coincidí con una amigas y me dijeron que no había problema que esperarían por Alberto para que llegáramos todos juntos y que mientras podíamos tomarnos un trago en el lounge del conjunto residencial, yo acepte y me fui con ellas.
Tomándome el trago, conversaba con Vanessa y Susana; Vanessa hablaba de que quería decorar su Jardín al estilo Zen, yo con la finalidad de integrarme, les comente que mi casa había sido decorada al estilo Zen y que me encantaría mostrárselas, aprovechando esta buena excusa para buscar a mi esposo adorado, las convencí de ir a la casa y fuimos.
Recuerdo muy bien cuando llegamos active el control remoto para abrir el hermoso portal de Madera con detalles en plata que hacían la entrada de mi casa un total espectáculo, atravesamos el jardín frontal para estacionarnos justo frente a la casa, se podía ver claramente la hermosura del jardín de entrada, apenas abrí la puerta, llame a “Alberto”, para que el supiera que ya estaba allí y no saliera en ropa de baño o sin ropa y así prevenirlo de que teníamos visitantes.
Mis amigas impresionadas con la sensualidad de la casa, donde las paredes parecían sedas, los muebles de madera natural, la sala de estar era bastante simple, lo cual hacía que el ventanal con vista al Mar fuese el elemento más destacado de la misma. El ambiente era muy suave debido a la luz y los aromas. Todo estaba en perfecto equilibrio.
Deleitándonos con la casa de pronto salió Alberto y me pregunto ¿qué hacía allí?, le respondí que mis amigas querían ver la casa y eso era todo, Susana me pidió prestado el baño y Vanessa estaba aun admirando cada detalle de la casa, pude ver que mi esposo estaba algo agitado lo cual me pareció rarísimo y comencé a sospechar que algo pasaba, insistió en que me adelantara, que le faltaba poco para estar listo y yo por supuesto mas caía en cuenta de que había algo malo, ignorando que mis sospechas eran ciertas, le dije a Vanessa que me acompañara a ver la piscina ya que esta era el orgullo de Alberto, quien la había diseñado y de pronto el me tomo del brazo y me dijo que ¡No!, le pregunte ¿por qué? Y respondió que mejor le mostrara la cocina; en eso salió Susana y les dije que se adelantaran y me esperaran en el restaurante, ellas sin preguntar se fueron.
Una vez que se fueron le pregunte a Alberto ¿quien estaba en la casa? y respondió que nadie, corrí hacia la piscina y justo detrás de la escalera que llevaba a los cuartos del segundo piso, estaba escondida la muy infeliz, una Rubia de cabello largo, con una figura excepcional, por supuesto igual que ella, completamente fake, en fin era Lissette una ex compañera de trabajo de mi marido.
Lo cierto es que la tome por los cabellos y la arrastre por toda la casa, gritándole mil veces lo miserable que era, y que como se atrevía a meterse aquí en mi casa, ¡Oh Dios! Que dolor tan grande sentía en mi corazón, que decepción ¿es que acaso ningún hombre sirve? Gritaba totalmente exaltada, Alberto ni siquiera intento detenerme; la saque a empujones de la casa y todos los vecinos se pudieron enterar del tipo de mujer que era ella y así poder alertar a otras esposas, y bueno pobre del esposo de esta tipa, que nochecita.
Pasaron los años, y hoy vuelvo a mi encantadora casa al estilo Zen, como si nada hubiese pasado; tal vez se estarán preguntando: ¿si me divorcie del cretino de Alberto?, pues ¡No!, no soy tan tonta como para dejarle el camino libre, hoy día vivimos bajo mis reglas y me complace en todos mis caprichos, y seguiré con él hasta que me canse de castigarlo por todo el daño que me hizo.
Diana
En Ama de Casa "Perfecta"
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